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Síndrome de Ulises: ¿Cómo afecta a los Migrantes?

Actualizado: 11 mar



El psiquiatara español Joseba Achotegui trabaja con temas relacionados con migración en la Asociación Mundial de Psiquiatría, en especificó el Síndrome de Ulises. Aclara el psiquiatra que esto no es una patología, ya que "el estrés y el duelo son cosas normales en la vida", pero sí remarca la peculiaridad del síndrome que deja al migrante, de nuevo, en la frontera. Pero esta vez entre la salud mental y el trastono.   Hay quienes emigran porque así lo desean, pero también quienes se ven obligados a ello. A finales de 2019, las personas desplazadas a la fuerza eran más de 79,5 millones según ACNUR, hoy ya suman más de 100 millones de personas.  Sin embargo, en el mundo hay alrededor de 281 millones de migrantes internacionales (el 3,6 % de la población), según los datos de 2020 de la ONU.


Sea algo elegido o no, los migrantes, con las raíces a miles de kilómetros, puede que nos sintamos como decía Gelman: como una "planta monstruosa". Y habrá circunstancias en nuestra llegada a destino que suavizarán esa condición o la empeorarán.   Normalmente asociamos la palabra "duelo" al sentimiento tras las muerte de un ser querido.  Los psicólogos lo relacionan con cualquier pérdida que tenga el ser humano, como dejar un trabajo, la separación de una pareja o cambios en nuestro cuerpo. Explica la psicóloga experta en duelo migratorio Celia Arroyo que el duelo migratorio está asociado a este gran cambio en la vida de una persona. Pero tiene características que lo hacen especial, ya que es un duelo "parcial, recurrente y múltiple".  Parcial porque no es una pérdida total como ocurre con la muerte de alguien; recurrente porque con cualquier viaje, comunicación con el país o echar un simple vistazo a una fotografía en instagram puede reabrirse; y múltiple porque no es solo una cosa la que se pierde, sino muchas.  Joseba Achotegui agrupó estas pérdidas en 7 categorías. La más evidente suele ser la pérdida de la familia y los seres queridos. También está la pérdida de estatus social, algo que, dice Arroyo, suele pasar por la condición de migrante pero si, además, "el país de origen es xenófobo, supone una gran adversidad".   Otro duelo que el migrante pasa es el de la pérdida de la tierra. Por ejemplo, extrañar un paisaje montañoso o los días llenos de sol.   Se suma el duelo del idioma, que será más fuerte en la medida en que se migre a un país con otra lengua.   Por último, está la pérdida de los códigos culturales, que puede significar algo tan sencillo como no tener con quién "echar un pie" y bailar salsa o con quien compartir un mate.


El síndrome de Ulises es cuando, además de tener que pasar estos siete duelos normales para un migrante, se hace en condiciones difíciles, explica Achotegui.   Los expertos consultados añaden que esta situación de vulnerabilidad que puede dar lugar al síndrome de Ulises se hace mayor cuando se es mujer.   Esto puede hacer que el síndorme de Ulises se confunda con otras enfermedades mentales como depresión o estrés postraumático y que trate de medicalizarse.   Pero, en este caso, cuando se solucionan los obstáculos que dieron lugar al síndorme (hay trabajo, cierta estabilidad, menos estrés, etc,), desaparece.   Así, cuando el malestar se convierte en permanente o impide que hagamos nuestra vida, hay que prender las alarmas.  Arroyo señala que, aunque es complicado dar un tiempo preciso, sitres meses después de haber conseguido una estabilidad el sufrimiento que sentimos no ha disminuido, es buen momento para pedir ayuda psicológica.  Celia Arroyo recomienda que el entorno permita a quien esté esta situación que se exprese libremente y pueda hablar de qué le pasa y cómo se siente. A la vez, es importante respetar su cultura, mentalidad y cosmovisión.


SÍNDROME DE ULISES: ¿ME PASA A MI?


México, como muchos otros destinos, es un país que recibe miles de inmigran